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Sobreviven rayones a la muerte

  • Foto del escritor: Roberto García
    Roberto García
  • 12 sept 2019
  • 1 Min. de lectura

Estados Unidos.- Cuando un Ferrari se va al deshuesadero sólo resta quitarle las calcomanías.


Esto es lo mismo que hace una empresa estadounidense, con la diferencia de que a los difuntos, les quita sus tatuajes y tres meses después se los entrega a los familiares en un cuadro, listos para colgarse en una pared.


La funeraria Save My Ink Forever se inspiró en la conexión que existe entre una persona con sus tatuajes, para preservarlos mediante un procedimiento que consiste en extirpar el dibujo del cuerpo poco después de su muerte.


Luego de un proceso de curación y desinfección, la pieza preservada se monta en un marco para adaptarse al diseño de la tinta y se ajusta con vidrio UV; el dura tres meses y su costo total va de los 970 a los 1600 dólares, aproximadamente.


"'La gente pone cenizas en urnas sobre mantos y visita piedras con los nombres de sus seres queridos en ellas, ¿Por qué no mantener sus tatuajes como un monumento?", dijo a 9news.com.au Kyle Sherwood, quien junto a su padre Michael, encabezan el proyecto.




 
 
 

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